Hace falta morro para, tras once secuelas, colarnos un remake del primer «Viernes 13». Aunque este Nispel nos endiñó otro níspero similar en «La matanza de Texas». El adicto disfrutará expurgando salvajadas (el arpón en el ojo de la tercera parte, el fiambre del saco de la séptima) y los demás comprobaremos que todo sigue igual, menos el nivel de silicona. Hasta el susto final del lago lo hace con desgana, el tío.