En la casa de Sara Morales se ha parado el reloj y el día se une con la noche. Ya nadie llora. Las lágrimas se han secado y la ventana que da a la calle en la que habita la abuela de la niña, cuartel general de la familia, una imagen difundida a través de los medios de comunicación, está cerrada. Ya son más de 30 meses sin rastro de la adolescente que el día 30 de julio del 2006, salió de su casa para reunirse con un amigo y ni llegó a la cita, ni volvió a casa. Relacionada: Una año de la desaparición de Sara Morales
Antes vivía cerca de donde es la familia de Yeremi, a veces me cruzaba con su madre. Esa mujer desprende tristeza. No quiero ni imaginar lo que es vivir de esa manera. Ojalá todo se solucione.
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Antes vivía cerca de donde es la familia de Yeremi, a veces me cruzaba con su madre. Esa mujer desprende tristeza. No quiero ni imaginar lo que es vivir de esa manera. Ojalá todo se solucione.