Quienes idearon el plan supuestamente jugaban con un aspecto clave. Según las bases del concurso, el Concello de Lugo paga a la empresa mensualmente las pérdidas que tenga en relación con el coste del servicio y los ingresos por el número de vehículos retirados. En caso de haber ganancias, la adjudicataria debe ingresar en las arcas municipales la diferencia. Jamás hubo ganancias.