Nuestra sociedad se parece a un supermercado de personalidades, a las que es necesario etiquetar. No tenemos códigos de barras pero tenemos apodos. No estamos sentados en los estantes, sino clasificados por estereotipos. Las personas nos regimos por patrones sociales establecidos; pautas a las que se debe de obedecer para evitar la exclusión social. El no ajustarse a un modelo social supone el confinamiento de dicha persona en el almacén de productos defectuosos. Todo lo que no es afín a la sociedad y corrompe los estereotipos se convierte...