Hace unos meses me calzaron una multa. Tomé a 123 kilómetros por hora, en la autovía de Madrid a Sevilla, una curva suave con velocidad limitada a 100. La pagué sin rechistar, aunque esa curva era imposible tomarla a la velocidad indicada. Iba yo a mi marcha normal, en una recta, atento a que la aguja del velocímetro no superase los 120 kilómetros por hora; y de pronto, mientras adelantaba a otro coche, me encontré con el inesperado cartel de todo a cien
Comentarios
#0 ¿Por qué no has enlazado al artículo original de XLSemanal?
http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_firma=10150&id_edicion=4727
#3 No me permitía, decía no sé qué de clones, de todas formas, lo que cuenta es el contenido, no?
Vaya chapa. A todas las virtudes que adornan a Arturo Pérez, añadiremos una más: no sabe conducir.
En un instante tuve un pavoroso y descomunal radiador pegado a la chepa. Incómodo con mi maniobra de conductor ejemplar, el camionero me dio las luces, tocó el claxon y, supongo, mentó a mi madre.
Que el de atrás te pite no es motivo para incumplir las normas de circulación, arturito.
#1 Bueno, independientemente de la reacción que te provoque Arturo, el claxon sólo se ha de usar para evitar accidentes, no para provocarlos. Probablemente a ti no te afecte que te pite un camión en la autopista, pero hay gente a la que sí.
Yo trato de cumplir las reglas de circulación, pero no se puede pretender que la gente vaya mirando más para el velocímetro que para la carretera