Hace 12 años | Por MLGXPERIENCE a elpais.com
Publicado hace 12 años por MLGXPERIENCE a elpais.com

No tenía carné de conducir, no podía alquilar su propio apartamento, no tenía muebles... Pero hablaba inglés, el que había aprendido en la escuela. Tenía 19 años y debía tomar una drástica decisión. Continuar en Alemania, en un modesto equipo de un país en el que el baloncesto es un deporte secundario, o emigrar a Estados Unidos e intentar meterse en la meca de la canasta, en la NBA. Si Dirk Nowitzki se inclinó por la segunda opción fue gracias a que su mentor y padre espiritual, Holger Geschwindner, tuteló su determinación.