En 1998, el británico pionero en ecología Richart Sowa, empezó a llenar redes con botellas de plástico vacías para sostener una estructura de madera y bambú. El producto final de esta aventura fue la Spiral Island – una isla artificial flotante que posee una casa de dos pisos, un horno solar y tres playas cerca de Puerto Aventuras, en la costa caribeña de México al sur de Cancún. Sowa usó alrededor de 250.000 botellas para hacer flotar la estructura.
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