El pasado miércoles unos mil israelíes se manifestaban en el barrio de Hatikva, al sur de Tel Aviv, llamando a su expulsión...se saldó con el lanzamiento de piedras a toda persona de color que pasara dentro de un coche, a la retención forzosa de taxis compartidos para ver si había algún inmigrante en el interior...“He cubierto ataques terroristas, funerales, accidentes de coche y protestas. He visto ira, frustración, desesperación y tristeza en variedad de formas y lugares, pero nunca he visto tanto odio como el que presencié ayer”.
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“Se les trata como criminales pero sí están legales, tienen un permiso de residencia que deben renovar cada 3 meses”
Miércoles de los cristales rotos