Hani y Abdi llegaron al campo de refugiados de Dadaab con su madre y sus tres hermanos desde Somalia. Su padre murió. Hace 5 años, la guerra les obligó a dejar su casa para trasladarse a la capital, Mogasishu. Cuando la sequía golpeó con fuerza, se quedaron sin comida y tuvieron que huir. De nuevo la huída. Al llegar a uno de los campos de refugiados de Dadaab, en Kenia, la familia recibió comida que se supone les debería durar 15 días mientras se determina su estatus de refugiados.
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Que va, que va, que va, yo leo a Kjaersgaard