Los griegos afrontan las elecciones generales del domingo, las segundas en un mes, sin grandes trepidaciones. Simplemente se preparan para cualquier eventualidad. Se aceleran las retiradas de depósitos bancarios, se almacena comida en casa y se observa con mucha atención la crisis general del euro. El plan de austeridad ya casi no tiene quien lo defienda: incluso los conservadores de Nueva Democracia, paladines del europeísmo y el cumplimiento de los compromisos, dicen que hay que renegociar lo firmado.
Comentarios
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar...
El terroismo económico también debería ser delito y perseguirse internacionalmente como crimen contra la humanidad.
Que no cunda el pánico.
Bueno, quizás un poquito si que debería cundir.
Hasta nueva orden EL País en campaña contra Siriza.