Desde la antigüedad hemos luchado para aplastar cualquier invasión que implicara la sumisión, como por ejemplo el matrimonio. Elegíamos a nuestros hombres únicamente con un fin procreador, de forma que nuestros hijos varones eran rechazados (no os diré cómo; seguro que, sin duda, podéis imaginarlo) y nuestras pequeñas hijas eran entrenadas para seguir en la tradición ancestral. Ahora las cosas son diferentes y los hijos (sin género) son queridos de igual forma.
Comentarios
Me parece que la autora del artículo está equivocada. En el reino de Dahomey había un ejército de mujeres, sí, pero estaban a las órdenes del rey. De ginecocracia en Dahomey nada de nada.
Parece que a algunas mujeres esto les resulta irrelevante. Qué curioso