Los mercados no son mágicos. Si alguien pensaba que los mercados podían autorregularse y que eran la solución a todos nuestro problemas, ha quedado demostrado que no es así. Los mercados pueden regular muy bien algunas cosas básicas y simples. Pero en las tareas complejas los mercados colapsan. Para que los mercados puedan funcionar en forma perfectamente competitiva, debe haber numerosos compradores y vendedores, tantos, que ningún comprador o vendedor pueda afectar con sus decisiones el precio de mercado.
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¿Porque la codicia rompe el saco?