Paco, fiel a sí mismo, a su amor por las cosas sobrias, serenas y henchidas de magia: la camisa blanca, el chaleco oscuro, el rostro ladeado y los ojos comprimidos, ciegos de tanta belleza. Las manos de Paco de Lucía han aprendido itinerarios y vericuetos que otros no pueden ni tan siquiera concebir.
Un artículo muy bueno que transmite a la perfección lo que se siente frente a este hombre. Evitar que salte una lagrimilla mientras intentas seguir sus manos, es cosa imposible.
A mi lo que más me gusta de este artista, es que con lo grande que es no va de divo. Uno lo escucha y parece que le da verguenza tocar tan bien y ante tanta gente.
Comentarios
Deseando que llegue octubre para verlo en la Bienal. Agotó las entradas en 10 min. Grande Paco.
Por cierto, para mi gust, artículo muy bien escrito.
Uno de los últimos Maestros.
Un artículo muy bueno que transmite a la perfección lo que se siente frente a este hombre. Evitar que salte una lagrimilla mientras intentas seguir sus manos, es cosa imposible.
A mi lo que más me gusta de este artista, es que con lo grande que es no va de divo. Uno lo escucha y parece que le da verguenza tocar tan bien y ante tanta gente.