“Mi propio sexo, espero, me perdonará si las trato como a criaturas racionales, en vez de considerarlas como si estuvieran en un estado de perpetua niñez, evitando esas bonitas frases femeninas que los hombres condescendientemente usan para suavizar nuestra esclava dependencia. Y despreciando esa dulce docilidad de maneras, que se suponen son las características sexuales del ser más débil, quiero demostrar que el primer objetivo de una ambición encomiable es obtener una personalidad como ser humano sin tener en cuenta la distinción de sexos”.