Según los estándares de calidad, un proceso en un conjunto de actividades que transforman unos elementos, añadiéndoles valor, con el objetivo de satisfacer unas necesidades. Según esta definición, el fútbol es el anti-proceso por excelencia porque consigue el efecto contrario: no añade valor sino que lo degrada y no satisface necesidades sino que las crea.
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Pan y circo en versión moderna.