El Banco Central Europeo (BCE) ha inyectado a 800 bancos 591.531 millones de euros. Deja tres sensaciones: mejoría del sistema bancario (y, por lo tanto, del sistema en general); velocidad de acción de las instituciones monetarias en contraste con la lentitud de las instituciones políticas; el dinero no llega a las empresas ni las familias. El propio BCE podría abrir una línea de dinero a los bancos pero destinada a los particulares y empresas.