A diferencia de lo que ocurría con Aznar, cuyas relaciones con el Rey siempre fueron entre frías y glaciares, Zarzuela ha encontrado en Zapatero a un cómplice perfecto, atento a satisfacer las necesidades del monarca y de la institución aun a costa del sacrificio personal. Tras los aquelarres de fotos protagonizados por grupos independentistas y la campaña pro-abdicación alentada desde la emisora de los obispos, se imponía un acto de autoafirmación con baño de multitudes incluido, y esto ha sido precisamente lo que el Gobierno ha procurado al R