Tras meses y meses quejándome de las insistentes invitaciones en Facebook para jugar a Candy Crush, finalmente caí. Sí, llevo algo más de dos semanas obsesionado con el dichoso puzlecito de King, esos señores que se están haciendo de oro gracias al floreciente mercado del juego para dispositivos móviles.
Comentarios
Si la noticia es verdad, no me parece irrelevante. Y si no es verdad, sería errónea, no irrelevante.