Los Juegos Olímpicos que acogerá Rio de Janeiro en 2016 y el Mundial de Fútbol que se celebrará en 2014 en doce ciudades brasileñas han acelerado las inversiones inmobiliarias en el país. Expertos y movimientos sociales alertan de que estos eventos deportivos crean una especie de ‘estado de excepción’ que justifica la rapidez de las licitaciones y la orientación de las inversiones hacia una ‘ciudad vitrina’ rendida a los intereses del mercado. Por el camino, las favelas estorban.