Aún recuerdo aquellos tiempos en los que viajábamos en familia en coche con mi pobre madre martirizada pues, como ella siempre nos cuenta, a falta de media hora para llegar a cualquiera que fuese nuestro destino, mis hermanos y yo teníamos un chip que nos hacía alborotarnos y ser, a conciencia, lo más molestos que pudiésemos. En estos viajes en concreto, tengo presente también parar a menudo en un bar para comprar el periódico del día y ese señor cuyo enfadado rostro nos demostraba que se veía forzado a dejar su silla y su cerveza durante...
Comentarios
El artículo es propio. Lo he sacado de mi blog y lo he colgado en esa página para no hacer auto-spam.
Espero que me lo perdonéis.
No sé si llegará a portada pero cuenta con mi voto, me parece una reflexión breve pero bastante acertada, a pesar de lo lamentable de que sea cierto lo que dices.
#2 Gracias pero me parece que con el bombardeo de noticias que llegan a estas horas la gente que hubiese estado interesada en leerlo, ni habrá sabido de su existencia.