Hace 5 años | Por --546793-- a nuevatribuna.es
Publicado hace 5 años por --546793-- a nuevatribuna.es

La academia, los medios y la política nos impusieron a los españoles que nuestra Transición de la dictadura a la democracia fue consensuada, pacífica y modélica. Todo un modelo extrapolable a otras latitudes. Ya en este mismo periódico escribí el artículo No olvidadizos, sino olvidadores, negando tales ideas. Ahora las cito y comento de nuevo muy brevemente, aunque incorporo otros aspectos nuevos.

Comentarios

Danichaguito

"- No fue consensuada ya que las fuerzas del régimen anterior se impusieron a las de la oposición democrática. Podemos verlo claramente. Tanto Jordi Solé Tura como Josep M. Colomer afirman que el artículo 2º de la Constitución que trata de la indisolubilidad de la nación española, su redacción no fue producto de la actividad parlamentaria y sí de la imposición de fuerzas ajenas a la misma.

-Una institución que fue incuestionable en la redacción constitucional fue la Monarquía. Además está blindada frente a eventuales reformas por el artículo 168.

-Como también, la Iglesia Católica, a la que se le reconocieron sus intereses básicos en materia educativa (artículo 27) y la renuncia al reconocimiento del carácter laico –y no simplemente aconfesional– del Estado (artículo 16.3), aunque la aconfesionalidad se incumple ya que en dicho artículo «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones».

-La Transición no fue pacífica.

-La Transición no fue modélica ya que la Transición se basó en la amnistía y en el olvido, en lugar de la justicia y de la verdad. Hubo un olvido deliberado de los acontecimientos traumáticos de la guerra civil, la dictadura, lo que suponía la invisibilidad de las víctimas del franquismo. Y por supuesto, también un olvido de la II República,

Hay otro aspecto que me parece muy importante en cuanto a claudicación de la izquierda en la Transición: el asumir que la democracia se inició en España con la Constitución de 1978 y no con la II República. Resulta incomprensible.
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