Hace 7 años | Por doctoragridulce a yorokobu.es
Publicado hace 7 años por doctoragridulce a yorokobu.es

La libertad de imprenta del mundo occidental no se debe a los Padres Fundadores, ni a los próceres de la patria. Tampoco a los padres de la Constitución. Que se puedan publicar textos con palabras habituales en las puertas de los urinarios públicos es mérito de James Joyce. El escritor irlandés y su obra más importante, Ulises, fueron perseguidos durante años en virtud de una legislación que dejaba al arbitrio de asociaciones de fanáticos religiosos decidir qué era o no una obra obscena.

Comentarios

D

Mi libertad de expresión se la debo a gente que antes que yo se plantó ante los 'grises' y aguantó mamporros a boleo hasta que la casta aceptó que había que otorgar derechos a una sociedad que ya no tragaba tan fácilmente con el 'ordeno y mando'.
Y este artículo debería especificar que si el Ulises de Joyce represento un giro en la libertad para la publicación de libros con lenguaje propio de urinarios públicos, habrá sido en Inglaterra, porque en España, muy a pesar de censores y censuras, esa libertad se la han tomado cientos de escritores siglos antes de James Joyce.
Un ejemplo precisamente de urinario público:
Declaración de un retrete a su usuario
"Cargante, bostante, pedante, cacoso, tu coso colgante bajante a mi foso, guardoso, mierdoso, asqueroso, ¡San Telmo te espante si todo agujero mugroso, trasero, no limpias entero cuando te levantes."
Fragmento de "Gargantúa y Pantagruel" publicado en España en el S XV si mal no recuerdo.
Y eso por no citar otros ejemplos, como el de Quevedo y un famoso libro suyo (en la época) titulado 'Gracias y desgracias del agujero del culo'.
La libertad es un derecho por el que hay que luchar a diario, y a veces gana terreno, y a veces lo pierde, pero que el Ulises de Joyce sea pionero, y un güevo. Siempre estamos alabando lo de fuera en detrimento de lo propio. Somos cansinos.

D

Un libro que se me hizo muy cuesta arriba. Menos mal que tenía la versión comentada de la Universidad de Dublín. Realmente debió ser realmente rompedor en su época.