Hace 5 años | Por fidelet a lavanguardia.com
Publicado hace 5 años por fidelet a lavanguardia.com

Una etiqueta se pone con mucha facilidad. Además, es algo que a nivel cognitivo, cerebral, tiene su utilidad: te ahorra muchas explicaciones. Puedes decir si un restaurante es bueno o malo, y te evitas empezar a hablar sobre su carta. Pero el problema es ese, que cuando te han puesto la etiqueta, quitártela cuesta mucho. La gente, incluso tú mismo, acaba por no ver los atributos individuales, y sí la etiqueta que te han puesto

Comentarios

fidelet

#3 Bueno, eso es como lo de los perros buenis o malos.

porculizador

Y el que escribió este articulo no tiene hijos.

fidelet

#1 tiene 3 hijos, lo dice en el artículo.

Pongo un extracto que me gusta.

Tenemos unas jornadas laborables extenuantes, condiciones de trabajo muy complicadas, largos desplazamientos de casa al trabajo, dificultades de acceso a la vivienda, de conciliación laboral, empleos precarios… y todo esto lo multiplicamos por muchísimo más en el caso de las mujeres. Y claro, juntas todas esas condiciones y al final eso hace que el niño que te demanda un poquito más, que dice que no se quiere acabar la cena o que no se quiere levantar, pues de repente le pongamos la etiqueta de malo porque nos complica la gincana en la que se ha convertido el día a día de todas las familias.

porculizador

#2 "dice que no se quiere acabar la cena ......" eso no es un niño malo, eso es un niño que reclama atención, Yo me refiero a niños con mala sangre que los hay, pocos pero los hay, que son cabrones y lo saben.