Hace 2 años | Por manuelmace a historiadegalicia.gal
Publicado hace 2 años por manuelmace a historiadegalicia.gal

Hasta los años 70 del siglo XX, la enseñanza de las mujeres era relevado a un papel secundario. Pocas tenían la suerte de ir a la escuela y menos aún a las universidades. Esto fue una realidad a pesar que en el 1857, a través de la Ley Moyano, la enseñanza femenina era obligatoria. Aun así, esta ley reservaba para los niños ciertos temas como la industria, el comercio o la geometría. Como recoge en esta publicación del Archivo de Galicia, los temas que se guardaban en exclusiva para las niñas tenían que ver con las labores domésticas.

Comentarios

manuelmace

Traducción del artículo:

Hasta los años 70 del siglo XX, la enseñanza de las mujeres era relevado a un papel totalmente secundario. Pocas tenían la suerte de ir a la escuela y menos aún a las universidades. Esto fue una realidad a pesar que en el 1857, a través de la Ley Moyano, la enseñanza femenina era obligatorio. Aun así, esta ley reservaba para los niños ciertos temas como la industria, el comercio o la geometría. Como recoge en esta publicación en Facebook Archivo de Galicia, los temas que se guardaban en exclusiva para las niñas tenían que ver con las labores domésticas.

En la biblioteca de Ramón Bustelo, hay un libro titulado La Niña Instruída (1930) que recoge lo que deben aprender las niñas gallegas. Este escrito admite que es necesario para ellas aprender a leer y escribir, pero describe que es “aún más necesario” que sean “previsoras y ordenadas”, que amen la “limpieza y el trabajo”, básicamente que adquieran, en sus palabras, “los conocimientos indispensables para el bueno gobierno interior de una casa”.

En la misma línea, apunta que fue Dios quien confió al hombre a misión de trabajar para “atender a las necesidades de la familia”. Por otra parte, comenta que “la mujer que no sabe hacer nada, la que desconoce sus deberes, causa siempre la miseria de su casa y la desgracia y miseria de su familia”.

borteixo

Change my mind

D

No deja de tener razón, solo que ha limitado el intervalo.
“La persona que desconoce sus obligaciones causa siempre la ruina de la casa”