El territorio es un elemento vinculante de la cultura humana. La imagen propia de las naciones depende de su sentido de geografía y territorio. Sus sueños y frustraciones están repletas de la atmósfera épica creada por la expansión o pérdida de ese territorio. Así, la geografía es un poderoso recuerdo de nuestro pasado, pero también el horizonte de posibilidades futuras.
Sería interesante debatir acerca de este artículo (simpático y superficial en mi opinión) a la luz de los aportes realizados desde otras disciplinas como, por ejemplo, el Tractatus de Wittgenstein y toda la "teoría del límite" desarrollada por Eugenio Trías en diálogo con L.W. y Heidegger; podríamos hablar también del esclarecedor discurso de Saint-John Perse cuando aceptó el Nobel de Literatura, del Grado Cero de la Escritura según Barthes o del concepto del punto de vista en Leibniz interpretado por Delleuze, entre otros grandes aportes desde disciplinas ajenas a la ciencia según el estrecho concepto de ciencia que muchos divulgadores manejan hoy en día.
Podríamos, tal vez, plantearnos si el concepto de límite no forma parte inherente del ser humano como frontera de lo indecible, como extremo del lenguaje y si la metafísica no sería entonces, simplemente, el intento de nombrar aquello que somos incapaces y que, tal vez, ni siquiera exista más que como espejismo del cerebro. O si la ciencia, como insinuó Saint-John Perse no será en realidad otra forma de la poesía.
Se podría hablar mucho acerca de todo esto... pero tal vez en otro lugar y en otro momento.
Comentarios
Sería interesante debatir acerca de este artículo (simpático y superficial en mi opinión) a la luz de los aportes realizados desde otras disciplinas como, por ejemplo, el Tractatus de Wittgenstein y toda la "teoría del límite" desarrollada por Eugenio Trías en diálogo con L.W. y Heidegger; podríamos hablar también del esclarecedor discurso de Saint-John Perse cuando aceptó el Nobel de Literatura, del Grado Cero de la Escritura según Barthes o del concepto del punto de vista en Leibniz interpretado por Delleuze, entre otros grandes aportes desde disciplinas ajenas a la ciencia según el estrecho concepto de ciencia que muchos divulgadores manejan hoy en día.
Podríamos, tal vez, plantearnos si el concepto de límite no forma parte inherente del ser humano como frontera de lo indecible, como extremo del lenguaje y si la metafísica no sería entonces, simplemente, el intento de nombrar aquello que somos incapaces y que, tal vez, ni siquiera exista más que como espejismo del cerebro. O si la ciencia, como insinuó Saint-John Perse no será en realidad otra forma de la poesía.
Se podría hablar mucho acerca de todo esto... pero tal vez en otro lugar y en otro momento.