No es lo mismo ser tonto que un idiota o un cabrón, por mucho que a veces pensemos que son términos intercambiables. Si nos paramos a reflexionar, llegaremos a la conclusión de que los tontos son más inocentes que los cabrones, a los que se les supone un grado mayor de maldad. Por otra parte, un idiota puede ser tanto alguien corto de entendimiento como una persona muy presuntuosa. En resumidas cuentas, cada insulto invoca un universo de matices que nos costaría explicitar pero que entendemos inconscientemente.
Comentarios
Será en España, no en nuestro idioma.
#1 No mames wey
...y, en segundo lugar, dar por hecho de que la prostitución es una vergüenza.
hay para todo en esta vida