Peter Maxwell sufrió un inesperado accidente laboral un día cualquiera en la empresa de fabricación de maquinaria en la que trabajaba, y sufrió graves heridas. Debido al tiempo de convalecencia y a las secuelas, Maxwell demandó a la empresa y pidió una indemnización por la factura médica y las secuelas. Hasta aquí todo normal si no fuera porque el principal accionista y propietario de la empresa era… él mismo. La historia de lo que pasó a continuación es increíble, y también una curiosa lección de vida.
Curioso, yo cuando juego al ajedrez conmigo mismo; me gano y me pierdo a mi mismo en ese mismo momento. Me siento un pedacito de Schrödinger cuando me pasa eso.
#1 No voy a ver el vídeo por microblogging, pero en el caso de una empresa que pase todos los controles de seguridad por parte de terceras empresas, lo que ocurre es que, una vez ganado el juicio, la empresa puede demandar a cada uno de los responsables de ese control y, si gana también, a ese hombre le pagarían todos los daños, sin que su empresa tuviera que desembolsar un solo dólar.
Comentarios
"La historia de lo que pasó a continuación es increíble" Y aquí he dejado de leer.
#4 Yo es que sólo me leí el título... como buen meneante.
Curioso, yo cuando juego al ajedrez conmigo mismo; me gano y me pierdo a mi mismo en ese mismo momento. Me siento un pedacito de Schrödinger cuando me pasa eso.
#1 nunca has llegado a tablas?, vaya parguela
#3
#1 No voy a ver el vídeo por microblogging, pero en el caso de una empresa que pase todos los controles de seguridad por parte de terceras empresas, lo que ocurre es que, una vez ganado el juicio, la empresa puede demandar a cada uno de los responsables de ese control y, si gana también, a ese hombre le pagarían todos los daños, sin que su empresa tuviera que desembolsar un solo dólar.