Publicado hace 4 años por serranitomarranito a lavanguardia.com

Descubrí que las golondrinas tenían el nido sobre el ventanal del comedor el día que nació mi hija, hace veinticinco años. Las mañanas de primavera eran intensas. Las golondrinas iban y venían frenéticas y parecían siempre a punto de chocar contra el cristal. Al final giraban bruscamente o aterrizaban con gran habilidad en el nido. Y así cada primavera. Hasta que un día dejaron de venir. Habían asfaltado las últimas calles del pueblo, y las golondrinas se habían quedado sin charcos y sin barro para reconstruir sus nidos.

Comentarios

D

Tremendo. Se puede decir más alto pero no más claro.
La lucha por la ecología y por la salud de nuestra planeta, desgraciadamente, ha de empezar contra quienes niegan o no son conscientes del impacto del ser humano en los hábitas y en la biodeviersidad.

Otro ejemplo:
Los mosquitos tigre matan a 750.000 personas cada año



Si la población de murciélagos insectívoros no se hubiese reducido a la mínima expresión nos estarían ayudando contra esta amenaza.

Tenemos que comprender que la vida en la tierra depende de un frágil equilibrio entre especies animales y vegetales y que si rompemos ese equilibrio el hábitat del ser humano se verá comprometido.

D

Fui hace poco a un bosque con mucho boj. Todo muerto por una nueva plaga procedente de Asía. Nos quedan cuatro días.

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Afortunadamente yo las tengo y llegan puntualmente cada primavera. Pero esta vez no nacen crías. Mi mujer asegura que unas urracas se llevaron los huevos...