La persona más longeva de la historia murió a la edad de 122 años, y de aquello hace ya 20 años. Un análisis reciente de los datos demográficos globales sugiere que esa podría ser la edad máxima alcanzable por los seres humanos, y que es muy poco probable que alguna vez alguien vaya a vivir mucho más allá. A menos que la ciencia avance lo suficiente para terminar con ese problema.
Las afirmaciones que pueden resultar válidas a corto plazo, muchas veces resultan erróneas a largo plazo. Y a lo largo de las décadas, de vez en cuando, ha habido casos de científicos haciendo previsiones que posteriormente se demostraron totalmente incorrectas. Como ejemplo clásico, uno ya bastante antiguo: Lord Kelvin dijo que «Las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles». Hoy, sin embargo, esa antigua afirmación solo puede provocar alguna que otra sonrisa condescendiente.
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Las afirmaciones que pueden resultar válidas a corto plazo, muchas veces resultan erróneas a largo plazo. Y a lo largo de las décadas, de vez en cuando, ha habido casos de científicos haciendo previsiones que posteriormente se demostraron totalmente incorrectas. Como ejemplo clásico, uno ya bastante antiguo: Lord Kelvin dijo que «Las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles». Hoy, sin embargo, esa antigua afirmación solo puede provocar alguna que otra sonrisa condescendiente.
Nadie es tan joven como para no morir al día siguiente ni tan viejo como para vivir un día más.