Hace 8 años | Por --432809-- a yorokobu.es
Publicado hace 8 años por --432809-- a yorokobu.es

Imagina que subes a lo alto de un rascacielos. En una mochila, maullando, hay un gato. En la azotea del edificio te acercas a la barandilla y miras hacia abajo. El vértigo te inunda al observar la ciudad desde 400 metros de altura. Con cuidado de no caerte, agarras la mochila con las dos manos y sacas los brazos fuera de la barandilla. Volteas la bolsa y el gato, lógicamente, cae. Cuando golpea contra la acera, da un pequeño rebote antes de quedar muerto en el suelo. Esta metáfora tan agradable y constructiva se usa en la jerga de la bolsa.