Una puta insigne y aguerrida debe efectuar un estudio particular de las diferentes variaciones que suelen procurar placer a los hombres, pues hay diferencia entre divertir a un hombre frío, a un rubio o a un hombre hirsuto y moreno; entre excitar a un jovenzuelo o a un viejo sensual». Eran días de revolución en Francia. En aquel país, allá por 1792, apareció un libro titulado Catecismo libertino para muchachas de vida alegre y señoritas que decidan ejercer esa profesión.
Comentarios
"El catecismo empieza con una epístola del abad Prepuciano a la señora abadesa de Montmatre"
Gran nombre para un abad
Y el que no este de acuerdo... ¡A la guillotina!
#2 Circuncisión radical...