Que unos frailecillos modestos de Aranda de Duero hayan logrado exportar sus vinos a China podría considerarse a simple vista un misterio bíblico. Pero no lo es. Es una realidad conseguida tras años de esfuerzo, dedicación y, sobre todo, mucha paciencia.
Comentarios
¡Viva el vino!
Necesitamos exportar más. Bien por estos religiosos emprendedores.