Lo ofreció para un fan llamado Fredrik Wikingsson en la Philadelphia's Academy of Music. El espectador dijo a la revista Rolling Stone que estaba tan nervioso que no pudo comer nada antes del recital. “Era como si estuviera bajo los efectos del éxtasis”.
Comentarios
No tiene ningún mérito, eso lo hago yo todas las tardes.
Yo estoy esperando a que salga una bootleg de los conciertos improvisados que da en la guardería de su nieto. Verídico.
http://nadanuevoenelhorizonte.blogspot.com.es/2007/05/asustados-por-dylan.html
Lo va a petar.