Hace 3 años | Por omejia a omejiaarteycultura.art
Publicado hace 3 años por omejia a omejiaarteycultura.art

Aquí nadie entra, de aquí nadie sale. Sólo hay dos accesos y los dos están enrejados; por el del lado Este se presenta el alba, por el del lado Oeste, la agonía del Sol desangrándose; más nada de eso importa. Si este lúgubre lugar no necesita de lo ausente, si este pequeño ataúd donde yace su cuerpecillo es su real jaula. Desde aquí, apenas si se entera del alumbramiento del día por el fogonazo de luz que le llega por su lado izquierdo, y el ocaso se le anuncia con esos resplandores rojizos que tiñen su lado derecho. Nada más queda rememorar a

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Hiciste de la desolación una belleza. La historia, el titulo y la imagen, inicialmente parecen no encajar, pero al final, todo es parte del viaje.