Lo que a menudo se llama “despertar” es una cuestión de grado, y cada uno puede descubrir hasta dónde llegar para poder disfrutar de una vida digna. Hay muchas cosas que no dependen de nosotros, y en este caso hay que desarrollar un desapego sano y necesario de los efectos que pueden tener en nuestras emociones o expectativas.
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Y voy a por un tercero.
Trinco pasta a muy buen ritmo.
Y que el ritmo no pare.
Como el yoga, que a partir de los 40 hasta a los instructores de yoga les empieza a dar problemas y no funciona tan bien como cuando tenías 20 aunque se supone que debería servir para hacer esas molestias de la edad más llevaderas.