
El representante de VOX José María Figaredo (con su pinta de repelente niño Vicente) ha asegurado en una charla que la tasa de paro de España está un doscientos por cien por encima de la de la Unión Europea. No con qué datos habrá realizado ese cálculo que equivaldría a decir que la de España sería el triple que la de la Unión Europea. Si nos vamos a los últimos publicados por Eurostat, podemos observar que la tasa de paro de España estaba en agosto en un 10,3%, y la media de la Unión Europea en un 5,9%, luego la tasa de España está un 75% por encima de la de la Unión Europea. Está claramente por encima, pero no en las cifras de Figaredo.
Leía el otro día que Trump anuncia despidos masivos «orientados a los demócratas» por el cierre de Gobierno. Sin embargo, un meneante señalaba algo así como «tranquilos, que el voto es secreto». Inmediatamente, pensé en lo fácil que sería adivinar a quién vota cada cual. Posteriormente, leyendo el último libro de José Antonio Marina, encontré el párrafo que copio a continuación:
Kosinski y colaboradores (2013) afirman que con un promedio de 68 likes en Facebook se puede predecir la ideología de una persona (85 por ciento de precisión), su orientación sexual (88 por ciento), su color de piel (95 por ciento), etcétera. Con 300 likes puede predecir su comportamiento mejor que su pareja.
Kosinski, M. et al. (2013). Private traits and attributes are predictable from digital records of human behavior. www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1218772110
¿De verdad creemos que el secreto del voto es garantía de algo si un gobierno desea represaliar a las personas de cierta ideología política? ¿De verdad somos tan ingenuos? Como siempre digo, los Derechos Humanos y la democracia van siempre en el mismo pack. Lo que nos salva de no ser castigados por nuestra ideología, si no coincide con la de nuestro tirano, es la defensa de ese sistema político, no cualquier subterfugio técnico. No lo olvidemos.
Cabe recordar también aquella historia sobre lo sucedido cuando los estadounidenses se retiraron de Afganistán y los datos biométricos cayeron en manos de los talibanes. Esto nos recuerda que esas empresas tecnológicas valoradas en miles de millones de dólares no lo son simplemente por los ingresos que generan, sino también por su potencial para proporcionar cierta información en el futuro si se considera necesario.
Los datos biométricos de los afganos, arma para la venganza talibana
Esto ultimos dias se está hablando del colapso del transporte en la ciudad de Madrid, y se pone como ejemplo la ciudad de Tokio que tiene 35 millones de habitantes aproximadamente, en relación a los cerca de 7 de la Comunidad de Madrid, pero las diferencias de Tokio con Madrid son las que marcan la diferencia entre estas dos ciudades.
Tokio no es una ciudad en el sentido clásico, sino una megalópolis policéntrica compuesta por múltiples núcleos urbanos (Shinjuku, Shibuya, Ikebukuro, Shinagawa, Ueno, etc.), cada uno con su propio tejido de oficinas, comercio, ocio y vivienda. Esto significa que la gente no se concentra toda en un único centro por las mañanas ni vuelve toda al mismo barrio por las tardes.
Madrid, en cambio, es una ciudad fuertemente monocéntrica: el grueso de los empleos cualificados y administrativos se concentra en el área central (Castellana, Azca, Centro, Chamartín) y en ciertos polos del norte y oeste (Las Tablas, Campo de las Naciones, Las Rozas, Pozuelo, Alcobendas, Tres Cantos…). Esto provoca que millones de personas entren y salgan del núcleo cada día, generando cuellos de botella en los mismos corredores (M-30, M-40, A-2, A-6, etc.).
En cuanto al transporte público, Tokio tiene una red ferroviaria metropolitana y suburbana densa y redundante: decenas de operadores (JR, Metro, Toei, líneas privadas como Tokyu o Keio), altísima frecuencia (1–2 min en hora punta), conexiones transversales entre barrios, no solo radiales, posibilidad de hacer trayectos complejos sin pasar por el centro.
En cambio, Madrid tiene una red más pequeña, menos redundante y muy radial, diseñada para traer gente del extrarradio al centro, no para moverse entre zonas periféricas, solo una empresa pública (Metro + Cercanías), con intervalos más largos y saturación en los tramos centrales debido al diseño radial "de todo pasa por el centro" y escasa interconexión entre líneas sin pasar por estaciones de transbordo.
En cuanto al trabajo, en Tokio, los grandes empleadores se reparten entre varios distritos y ciudades satélite (Yokohama, Kawasaki, Saitama, Chiba). Muchas empresas permiten elegir sede o incluso trabajar en sucursales suburbanas y hay políticas públicas de descentralización de oficinas desde hace décadas.
En Madrid, en cambio, la Administración del Estado y la gran empresa privada están hipercentralizadas. Casi todos los ministerios, organismos, multinacionales y sedes bancarias están en el municipio de Madrid y las ciudades del área metropolitana (Getafe, Leganés, Móstoles, Alcalá de Henares, etc.) actúan como dormitorios, no como centros de empleo equilibrados.
Y además, en Tokio el teletrabajo creció tras la pandemia, pero ya había cierta descentralización funcional antes: sucursales, oficinas locales, redes ferroviarias rápidas que conectan suburbios. En España, el teletrabajo se ha frenado y desprestigiado, reforzando el presencialismo en Madrid.
El problema de España es que Madrid concentra mucha infraestructura, servicios, economía y trabajos no solo en Madrid, sino que dentro de Madrid se sigue con la hipercentralizacion en determinadas zonas y puntos calientes. Por eso cuando se compara con Tokio, no es equivalente a pesar de ser Tokio mucho mas grande. Aún así, Tokio también sufre saturación, y sus trenes en hora punta son famosos por la densidad humana. Pero la diferencia es que Tokio está diseñado para sostener esa escala, mientras que Madrid está intentando concentrar en un solo núcleo lo que Tokio distribuye entre varias ciudades del área metropolitana.
Madrid no necesita más metros ni más carriles: necesita menos concentración y más distribución del empleo y los servicios y mayor fomento del teletrabajo 100%.
Losantos publica hoy en El Mundo una columna de título "Ninguna rehén ha vuelto viva" donde se señala que ninguna mujer rehén de Hamas en Gaza ha salido con vida. Esto es un bulo que ha sido rotundamente desmentido: en el último intercambio no había mujeres porque estas fueron liberadas en intercambios anteriores.
Hola, amigos y amigas, estoy muy triste. Mi trabajo de aporreateclas parece que no sirve para nada en este mundo actual, si las editoriales son mezquinas, si las productoras viven de las ayudas estatales y si todo este mundo vive de segundos publicados en tik-tok... pues todo lo que he aprendido a mis canas sirve de poco. De nada. He trabajo en publicidad muchos años, he trabajado escribiendo textos para iletrados presentadores de televisión, he escrito entrevistas para que otros iletrados fingieran saber mucho, he hecho casi de todo, pero en estos años (muchas canas) ando triste. Supongo que con 70 años me podré jubilar, pero... ¿y todo lo que he hecho en este mundillo? Para nada importa. Comencé trabajando en el mundo del cómic, hasta que quebró en los 80 y aquí estoy.
Siento mucha pena, no sólo por mí (que sí) sino por el futuro. Y no, soy de esos que no figuran en los créditos, os recuerdo que existe gente que escribe, de nuevo nuevos diálogos a las series que véis, lo siento, a veces soy yo, y muchas veces no hay arreglo, no figuro en ninguna parte (ni quiero) pero me siento triste de la evolución de todo el audiovisual no sólo español, sino europeo.
Hace una semana, o diez días, conté aquí mismo que estaba pendiente de un proyecto laboral, y que por eso tenía más tiempo para menear chorradas, poner carteles antiguos, crear un diccionario pirata y cosas así. La cosa es que el proyecto salió adelante, y enseguida vi que por su volumen dnecesitaría a alguien que me ayudase, al menos a media jornada. Si luego la cosa iba bien, se podía ampliar ese tiempo.
Como en estas cosas (no digo que en todas) soy un tío honrado, fui a informarme sobre el coste del asunto y sobre qué tendría que hacer, a día de hoy, par contratar a alguien a media jornada. Ya tenía pensado más o menos a quién contrataría: una mujer de cincuenta y tantos, no vinculada mí por parentesco, que lleva diez o quince años fuera del mercado laboral por razones personales. En suma: a alguien que conocía de mi pasado como periodista y que sé de sobra que puede ser muy, pero que muy comptente, en temas de marketing digital, tradicional y hasta futurista. Una tía sensacional.
En cuanto al salario, no había problema. Le pagaría lo que correspondiese, por salario mínimo o por convenio. No voy a escatimar eso. Me da absolutamente igual doscientos Euros arriba o abajo, si la cosa tira. Y a ella también, la verdad sea dicha. El horario ya lo teníamos pactado: qué días se hacía qué, y a qué horas. Todo en orden.
Y enonces llegó la bicha en forma de correo electrónico. No se trataba de las obligaciones económicas, sinó de las formales, que copio a continuación.
Me dicen:
En cuanto a las obligaciones de la empresa o el autónomo cuando contrata a un trabajador son las siguientes:
Y coño, visto así, resulta que ya no interesa. Que es una locura. Que asumo una cantidad de riesgos tremenda, porque cualquier cosa puede salir mal en cualquier momento, y las sanciones son enormes.
No habrá contrato. No sé cómo llevaré adelante el proyecto. Puede que lo haga en negro o puede que renuncie. Pero no habrá contrato.
Así estamos.
Aquello si que fue un escándalo y no lo de Koldo, Ábalos o Alberto Gonzalez "Lover" (el noviete de Ayuso). Pero fue un escándalo solo en España claro. En el resto de Europa central y del norte no hubiera tenido el más minimo sentido ni mayor recorrido.
Así que como siempre usaba ChatGPT me he propuesto cambiar de IA y LLM a Gemini, para ver si la respuesta que da cambia con respecto a ChatGPT, pero puedo comprobar que tanto ChatGPT como Gemini dan respuestas similares. Así que aquí están las respuestas de Gemini a dos preguntas al respecto del "casoplón":
"¿Hubieran tenido sentido las criticas del 'casoplon' de un politico de izquierdas como Pablo Iglesias en cualquier pais europeo, cuando hubiera sido igual de normal que viviera en un piso o que viviera en un chalet, porque mucha gente de clase media en Europa vive en casas con jardin?"
El caso de la compra del chalet de Pablo Iglesias en Galapagar (a unos 40 km de Madrid) es un ejemplo perfecto y muy mediático de cómo la crítica social y la envidia se entrelazan con la rigidez del urbanismo y las expectativas de clase en España.
Analicemos los puntos clave del "fenómeno casoplón":
La crítica al "casoplón" de Iglesias se basó en una doble moral implícita:
La comparación con otros países europeos es clave:
El chalet de Iglesias era un bien de clase media-alta/alta en el contexto español, pero no necesariamente un símbolo de riqueza obscena a escala europea. El problema es que en el urbanismo de Madrid, no existe una opción intermedia asequible.
El escándalo del "casoplón" fue un reflejo de dos problemas interconectados:
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"¿Habría habido una critica como en España en cualquier pais europeo teniendo en cuenta que el numero de familias de clase media que viven en casas con jardin es mas alto que en España?"
Absolutamente. Es muy probable que no habría existido una crítica comparable en la mayoría de los países de Europa Occidental: la tipología de vivienda que en España es un "casoplón" polémico, en otros países es el estándar de la clase media.
La crítica al "casoplón" solo tuvo el impacto que tuvo en España porque rompió la norma residencial no escrita impuesta por nuestro urbanismo.
En países como Reino Unido, Francia (fuera de París), Alemania, Países Bajos o los países nórdicos, la casa con jardín o el chalet adosado en la periferia no son símbolos de riqueza extrema, sino la vivienda aspiracional y alcanzable para una gran parte de la clase media profesional.
El escándalo del "casoplón" es, por lo tanto, un síntoma de la distorsión del urbanismo español:
Si la compra se hubiera producido en un país donde el 50% o 70% de la población vive en algún tipo de vivienda unifamiliar o adosada con jardín, el argumento político se habría diluido. En España, fue un argumento potente porque la vivienda comprada representa la excepción y el lujo, y no la regla de la clase media.
Suelo enviar estos datos, auditados por OJD Interactiva, todos los meses mediante un enlace directo a la web, pero este mes no es posible porque Menéame identifica el enlace como duplicado. Así que lo publico por aquí:
www.ojdinteractiva.es/medios-digitales/meneame-evolucion-audiencia/tot
Es destacable que, tras la gran caída de visitas de agosto (12.57%), Menéame sigue perdiendo pero a un ritmo más atenuado (1.58%).
En cuanto a los números únicos, hemos pasado de 560.231 en enero a 385.133 en septiembre, la cifra más baja hasta la fecha.
Dicho esto, termino de escribir y espero vuestro análisis sobre causas y remedios para el descenso de visitas en los comentarios.
Toca dar el premio Nobel de la paz como cada año y no se lo pueden dar a Trump, por varias razones de todos conocidas entre las cuales destaca que el muy prepotente mas que pedirlo lo ha exigido llegando a decir que si no se lo daban sería una afrenta a los USA.
Pero por otra parte tampoco deben considerar muy prudente desairar a un personaje tan poderoso y malvado. entonces encuentran una solución a este dilema dándole el galardón a una persona a la que el ogro naranja no podrá poner reparos y eligen a Corina Machado que es opositora a un enemigo de Trump en un momento en que estados unidos está acosando a Venezuela con un amplio despliegue militar frente a sus costas, y bombardeando, y asesinando, a embarcaciones a las que acusa de transportar drogas.
Así todos contentos ellos salvan la apariencia de integridad no dejándose presionar por nadie y Trump se tiene que aguantar las críticas y posibles represalias al no poder ir en contra de un enemigo de su enemigo Maduro.
x.com/elbarroquista/status/1978075637261717939
xcancel.com/elbarroquista/status/1978075637261717939
Porque, tal como temía en un primer momento, son daños muy preocupantes y no será ni fácil ni barato revertirlos para garantizar la conservación de la obra.
Aclaración:
- No he visto el cuadro en persona.
- Estoy en conversación con restauradoras, por si se me escapa algo.
- La información que comento la ha dado la técnico del museo Regina Zurdo a Europa Press (vídeo al final).
En un ataque de estas características se pueden producir daños muy diversos. Voy a ordenarlos un poco, desde lo que a mi juicio es "menos grave" a lo que a mi juicio es "más preocupante".
Veréis que el tema es muy delicado.
Intentaré evitar el lenguaje técnico. Es posible que no sea preciso con las palabras, pero pretendo que todo el mundo pueda entender los problemas.
Por supuesto, toda corrección es bienvenida.
Aclaro que el cuadro, como suele ser normal, no tenía cristal de protección.
No es habitual poner cristal. Porque es muy caro. Porque no todos los cuadros lo admiten. Porque perjudica el visionado de la obra. Y por muchas otras razones.
Vamos con los principales daños que ha sufrido la pintura.
1. Como el cuadro del Museo Naval no tiene vidrio protector, el primer daño es superficial.
La propia pintura lanzada, y la primera limpieza rápida de urgencia, han arrastrado suciedad superficial, de manera que ahora el cuadro tiene manchas.
Esto, aunque no hubiese más daños, ya obliga a practicar una limpieza superficial completa al cuadro, más lenta, para igualar toda la superficie.
Esta limpieza lleva días o semanas (si se "complica") y tiene un coste de miles de euros.
2. Pero es que, además, la pintura lanzada ha dañado el barniz (lo ha "pasmado", lo ha vuelto opaco).
Se ven claramente los chorretones por donde la pintura arrojada ha ido modificando el barniz y dejando un rastro fácilmente visible.
Esto afecta seguramente a toda la superficie que entró en contacto con la pintura lanzada.
Obliga, una vez realizada la limpieza anterior, a cambiar el barniz: retirar el que tiene y barnizar de nuevo. Proceso delicado.
Más semanas y miles de euros.
3. Al arrastrarse la pintura que le han lanzado, ha levantado trozos de pintura, restauraciones anteriores y también ha dañado el marco.
Estas manchas no salen con tanta facilidad.
Esto obliga a una limpieza integral. Seguramente haya que reintegrar ("cubrir" las lagunas que han aparecido). El marco hay que restaurarlo.
No hay garantías de que toda la mancha salga y no es recomendable dejarlo como está.
Y esto cuesta mucho dinero.
4. Pero el daño que, personalmente, parece más preocupante es que allí donde había poros o grietas en la pintura y el barniz, la pintura roja que le han lanzado ha penetrado.
Se ve en esta imagen.
Esa pintura llega a la preparación y al soporte. No es bueno que se quede ahí, porque puede provocar problemas serios a futuro.
Y no es sencillo quitarla. Es poco probable que se pueda eliminar totalmente. Requiere de una intervención compleja.
La suma de todos estos problemas (y algunos otros que no sean ahora visibles o que surjan durante la restauración) implica, como dije desde el primer momento, miles de euros. Y peligros para la obra.
Creo que hay que hacer pedagogía con esto. Y creo que no son buenas las noticias (erróneas) de que se arregló el problema "en tiempo récord".
Porque, como veis, no se ha arreglado. Se intervino de urgencia para que no se agravasen estos problemas que he explicado. Porque si la pintura se deja en la superficie, todo esto que hemos visto se agrava.
Pero queda mucho por hacer con ese cuadro.
Antes de acabar, quiero recordar que un ataque similar tuvo lugar en el Prado. Planeaban tirar pintura a un cuadro de Goya. El cuadro no tenía cristal.
De casualidad, al final pintaron la pared. Imaginad por un momento si hubiesen tirado pintura al Goya.
Es absolutamente falso que estos ataques sean inocuos. Da igual el tipo de pintura.
Y la gravedad de los daños, como vemos, no está para nada prevista por los vándalos. Es pura casualidad.
Un poco de rigor al hablar de estas cosas, por favor.
Aquí tenéis el vídeo en el que Regina Zurdo, conservadora restauradora del Museo Naval, explica los principales daños que hemos comentado.
Las imágenes proceden del vídeo.
P.s. Me apunta @LuRicone con toda la razón que este cuadro estaba en muy buen estado y no tendría previsto pasar por conservación en muchos años; pero ahora este cuadro tendrá que ser intervenido. Un gasto imprevisto y un retraso en las intervenciones en otras piezas.
Cuando uno piensa en Tokio le viene a la cabeza los rascacielos de oficinas y edificios de pisos donde las viviendas son muy pequeñas o micropisos. Pero para nada esto es el Tokio real. Ese es el Tokio del neón, que aparece en la mayoría de películas, documentales y fotografías que muestran los distritos más icónicos: Shinjuku, Shibuya, Ginza, Akihabara o Roppongi.
Son zonas de altísima densidad, llenas de rascacielos, pantallas y trenes. Es decir, el Tokio más visual y cinematográfico, pero representa menos del 10% de la metrópoli.
Los barrios donde vive la mayor parte de los tokiotas —Setagaya, Nerima, Suginami, Ota, Machida, etc.— son de baja altura y residenciales, pero no aparecen en las películas.
Tokio tiene una alta densidad de población total (unos 6.000 hab/km²), pero una densidad construida relativamente baja: pocos rascacielos residenciales, muchísimas casas de dos o tres plantas con pequeño jardín o garaje, barrios muy extensos, con calles estrechas, árboles y baja altura. Es decir, la densidad se logra por extensión y eficiencia, no por amontonamiento vertical. Nada que ver con la hiperverticalidad de Hong Kong o Shanghái.
Aunque existen microapartamentos en el centro, la media de vivienda en el área metropolitana supera los 60–70 m², y en zonas suburbanas llega a los 90–120 m². Las familias de clase media suelen preferir una casa propia de dos plantas, incluso si deben desplazarse algo más, pero no hay problema porque la mayoría de estos barrios están muy bien comunicados con transporte publico y tren. Tokio cuenta con la red de trenes de cercanías más extensa y puntual del mundo: más de 80 líneas y 2.000 estaciones con trenes cada 2–5 minutos en horas punta, ciudades-satélite (Saitama, Chiba, Yokohama, Kawasaki...) conectadas en 30–50 minutos, eso permite que millones de personas vivan en casas unifamiliares fuera del centro sin depender del coche. Por tanto, el modelo urbano combina densidad, movilidad eficiente y calidad residencial.
Desde los años 80, con el auge económico japonés, muchos medios occidentales proyectaron una imagen de Tokio como ciudad “hiperurbana y deshumanizada”. Pero era un error de lectura cultural: en Japón, las calles pequeñas y las casas compactas no implican pobreza ni caos, son un reflejo de la eficiencia espacial, la seguridad y la proximidad comunitaria.
Tokio no es una ciudad de rascacielos ni de hacinamiento, sino una metrópoli policéntrica donde la mayoría vive en casas bajas y barrios verdes, el transporte público hace posible esa dispersión y la densidad está distribuida, no concentrada.
Barrios / urbes policéntricas de Tokio:
Barrios donde se ve como la zona de oficinas y comercial forman parte del núcleo de viviendas, dando forma a una ciudad policéntrica sin necesidad de grandes desplazamientos de masas hacia unos pocos puntos en el centro o barrios centricos de la ciudad.
Otra zona entre Kawasaki y Yokohama:
Cultura del barrio residencial (jūtaku chiiki)
En Tokio, lo habitual es vivir en casas unifamiliares o pequeños bloques de 2-3 pisos en barrios con tiendas, colegios, parques y templos. No son urbanizaciones cerradas ni suburbios aislados: las calles son estrechas y tranquilas, llenas de árboles y bicicletas. Casi todos los servicios cotidianos están a menos de 10 minutos andando. Hay una identidad de barrio muy fuerte: la gente se conoce y cuida su entorno.
Tokio no creció en torno al coche, sino al tren. Las líneas ferroviarias privadas (Tokyu, Seibu, Odakyu, Keio, etc.) planificaron barrios completos alrededor de cada estación, con viviendas, tiendas, escuelas y parques. Cada estación es casi una “mini ciudad”. Así, en lugar de un centro único como Madrid, Tokio tiene decenas de núcleos autosuficientes interconectados lo que permite que mucha gente viva en su casa a 30–50 minutos del centro sin sentir aislamiento.
El sistema de zonificación japonés es mucho más flexible que el europeo: en la mayoría de zonas residenciales puedes construir tiendas, oficinas o restaurantes pequeños. Eso crea una mezcla natural de usos, sin necesidad de planificar “macrocentros comerciales” o “parques empresariales” con resultado de que los barrios viven todo el día, y nadie necesita cruzar media ciudad para trabajar o comprar pan.
Aunque Tokio tiene mucha población pero la competencia entre promotores han mantenido precios más razonables. Por eso, una familia de clase media puede comprarse una casa de dos plantas con pequeño jardín en zonas como Setagaya o Nerima, a 30 minutos del centro. En comparación, Madrid tiene precios mucho más altos y rigidez urbanística, lo que empuja a vivir hacinados en pisos.
Nerima:
Y es que Tokio no tiene un “monocentro”. Los trabajos se reparten entre Shinjuku, Shibuya, Marunouchi, Shinagawa, Ikebukuro, etc... como se ve en las imagenes. Eso evita los atascos brutales que genera el modelo madrileño de concentrar todo en el centro o en grandes polos únicos como AZCA o Las Tablas, etc.
Tokio demuestra que densidad no significa hacinamiento, y que una megaciudad puede ser humana, verde y funcional si se diseña de manera descentralizada, con transporte público eficaz, barrios autosuficientes, mezcla de usos, viviendas unifamiliares asequibles.
Tokio y, en general, muchas ciudades japonesas encarnan mucho mejor los principios de Ebenezer Howard que casi cualquier ciudad europea del siglo XX, que terminó siguiendo el modelo de Le Corbusier. Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa necesitaba reconstruir rápido y barato. Ahí fue donde las ideas de Le Corbusier —la ciudad funcional, zonificada y vertical— se impusieron casi sin discusión.
Características del modelo europeo postbélico: Separación estricta de funciones: vivir, trabajar, comprar, ocio, grandes polígonos de viviendas y torres rodeadas de espacios verdes “sin vida”, dependencia del coche o del transporte público radial., centros históricos saturados y periferias-dormitorio sin servicios. Este modelo dio lugar a ciudades mononucleares y dependientes del centro, donde vivir en un piso se asoció a la clase trabajadora y la casa unifamiliar se convirtió en un lujo suburbano.
En cambio, Japón —que también sufrió destrucción, pero con otra cultura urbanística— no abrazó el corbusianismo puro. En lugar de reconstruir con torres y zonificación rígida, fomentó un desarrollo gradual, denso pero humano, centrado en el barrio mixto y el transporte público.
Características que lo acercan a Howard:
Europa adoptó el modelo que fragmentó la vida cotidiana en funciones separadas y deshumanizó las ciudades, mientras que Japón, de forma casi intuitiva, recreó la visión de Howard:
Una ciudad moderna pero vivible, donde trabajo, ocio, servicios y naturaleza se entrelazan en un equilibrio urbano sorprendentemente humano.
En los últimos meses se ven noticias como que España es un hub cientifico lider en ensayos clinicos y que ya supera a Alemania(1)(2)(3). Este éxito es un motivo de orgullo, pero no estaría completo sin abordar la parte oscura y negativa que arrastra la ya conocida "Marca España" de la investigación: las malas condiciones laborales que, irónicamente, son el principal motor económico para que las farmacéuticas inviertan tan rentablemente en nuestro país.
La clave de la inversión y la alta concentración geográfica de los ensayos se sitúa principalmente en Madrid y Barcelona. Esta centralización provoca una doble desigualdad:
Actualmente, esta concentración es crítica, ya que solo Madrid y Cataluña acaparan el 56% de los hospitales que participan en ensayos clínicos oncológicos en marcha. Esta descompensación se traduce en enormes diferencias en las tasas de reclutamiento de pacientes entre Comunidades Autónomas. Sin embargo, promover la descentralización no solo busca la equidad del paciente, sino también la mejor calidad científica de los datos, ya que permite incluir una población más diversa de todo el territorio nacional, tal como se apunta desde el sector.
Como comenta Amelia Martín Uranga, directora de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria, “Es fundamental trabajar en ensayos clínicos descentralizados por el bien de los pacientes españoles independientemente de donde vivan” (4).
El factor decisivo para la rentabilidad de España es el coste del talento. Para trabajar en esta área es imprescindible disponer de una carrera relacionada con las ciencias (Biología, Medicina, Enfermería, Farmacia, etc.) y un Máster de Coordinación de Ensayos Clínicos (5), una formación de alta especialización.
A pesar de esta alta cualificación, los sueldos en Fundaciones asociadas a hospitales públicos, especialmente en Madrid, no se corresponden con el coste de vida. El salario neto de un coordinador de ensayos clínicos o similar se sitúa aproximadamente en 1.500€ netos al mes, y ahora indefinidos, pero hasta el cambio de modelo de contratos del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, con contratos por Obra y Servicio renovados anualmente, a donde desean volver muchas de las direcciones de estas fundaciones y la Comunidad de Madrid.
Este bajo sueldo se agrava por la rigidez en la conciliación. Aunque estos puestos implican en muchos roles una labor de gestión y documentación 100% teletrabajable o en otros roles al menos un 90% remoto, el teletrabajo está sistemáticamente negado por las Direcciones de estas Fundaciones, Hospitales y por la propias comunidades autonomas, en especial la Comunidad de Madrid.
La justificación que impera es la de la equidad negativa: si algunos empleados no pueden teletrabajar, entonces nadie debe hacerlo, incluso si funcionalmente el puesto es remoto.
Esta situación, combinada con un salario que no permite afrontar el alto coste de la vivienda en Madrid o Barcelona, obliga a estos profesionales a tomar decisiones de vida insostenibles: o bien compartir piso con otras personas, o bien trasladar su residencia a la periferia o a municipios muy alejados del área metropolitana. El resultado directo de esta elección es que el trabajador debe asumir un coste altísimo en forma de largos desplazamientos diarios (que pueden superar las dos horas al día). De este modo, la falta de teletrabajo se convierte en un impuesto invisible sobre el tiempo y la calidad de vida que el profesional cualificado debe pagar para subvencionar la rigidez y el bajo coste laboral del sistema.
Este veto al teletrabajo ancla a profesionales de alto valor a vivir en la zona de Madrid o Barcelona, forzándolos a competir en el mercado inmobiliario más caro de España con un salario que es inferior al salario mínimo bruto de otros países europeos (Francia: 1.800€ brutos/mes (6), aproximadamente 1400€ netos/mes, Alemania: 2.161€ brutos/mes (7), aproximadamente 1500€ netos/mes) para un puesto de alta cualificación.
El sistema se sostiene sobre dos pilares insostenibles:
Mientras este modelo persista, España será atractiva para la inversión extranjera, pero insostenible para el profesional. El sistema actual está abocado al colapso funcional por la imposibilidad de contratar y retener talento que se pueda permitir vivir en la zona con esos salarios y sin flexibilidad laboral.
Bibliografía:
(1) elpais.com/extra/eventos/2025-03-02/espana-lider-en-ensayos-clinicos.h
(2) elglobalfarma.com/industria/europa-situa-a-espana-como-pais-lider-en-e
(3) www.farmaindustria.es/web/reportaje/estas-son-las-10-razones-por-las-q
(4) www.farmaindustria.es/web/otra-noticia/es-fundamental-trabajar-en-ensa
(5) www.esame.org/cecicbarcelona
El otro día, mientras los niños jugaban en el parque, comentaba con nostalgia mis primeras andaduras digitales de mi juventud con otro padre. Con un brillo en los ojos, ambos recordamos esa ilusión por todo aquello nuevo por probar, aprender y compartir.
Cada vez más enfrascados en nuestra conversación, el parque iba disolviéndose y volvimos a tener 15 años. Como aquella primera vez que vimos una SNES o la Megadrive en casa de un amigo, cuando su madre, enloquecida, cortaba la luz para que cada niño se fuese a su casa. O cuando tiramos un cable de red entre casas para jugar en red al StarCraft. La constante búsqueda del mejor y más barato cyber para jugar al Age of Empires, al Quake 3 Arena o al Day of Defeat. Noches enteras donde los ojos se cerraban entre el humo del tabaco y el brillo de los monitores CRT.
Recordé entonces recorrer España para ir a las LAN parties. Toda la gente que conocí con mi torre a cuestas. Todo lo que aprendí y lo mal que dormí en fríos pabellones sobre un colchón hinchable. Jóvenes, idealistas, el movimiento hacker, David Bravo y el copyleft, la alegría de conectar tu disco duro lleno de gigabytes de información a la red P2P para que cualquiera pudiera hacer uso de ello.
De repente despertamos de nuestra ensoñación: los niños nos estaban diciendo algo. Volvía a tener casi cuarenta años. De golpe fui consciente de que, pese a estar más interconectados que nunca, estamos mucho más aislados que antes. La red ha cambiado: ya no hay necesidad de llevarte tu ordenador para jugar con tus amigos; ahora solo hay desconocidos con los que jugar, cada uno en su silo, como preparacionistas esperando el fin del mundo.
¿Es el mundo el que ha cambiado o simplemente nos hemos hecho mayores? ¿Puede volver el espíritu de la LAN party?
menéame