
Losantos publica hoy en El Mundo una columna de título "Ninguna rehén ha vuelto viva" donde se señala que ninguna mujer rehén de Hamas en Gaza ha salido con vida. Esto es un bulo que ha sido rotundamente desmentido: en el último intercambio no había mujeres porque estas fueron liberadas en intercambios anteriores.
En ingeniería de software se le llama refactorizar al proceso de mejorar el código existente simplificándolo. Esto a menudo implica borrar líneas que, aunque parezca contraintuitivo, hacen el programa más robusto. El mismo concepto se puede aplicar a cualquier país democrático, especialmente a España.
Noam Chomsky escribió:
En cada estadio de la historia, nuestro propósito debería ser erradicar aquellas formas de autoridad y opresión que, si bien en su momento pudieron tener una justificación por motivos de seguridad o desarrollo, hoy agudizan la miseria material y cultural
Traducido a la jerga del desarrollador: hay que identificar el código muerto y eliminarlo antes de que produzca fallos en cascada.
Tomemos algunos code smells institucionales.
Cada caso cumple la definición de legacy code: mantiene el sistema, pero a costa de complejidad y deuda técnica.
Refactorizar es eliminar lo que sobra para que lo esencial funcione. Tal vez ha llegado el momento de aplicar esa lógica al Estado: depurar el código institucional, borrar dependencias inútiles y reescribir aquellas estructuras que solo introducen errores. Porque, igual que en software, no hacer mantenimiento no preserva el sistema: lo vuelve obsoleto.
En los últimos meses se ven noticias como que España es un hub cientifico lider en ensayos clinicos y que ya supera a Alemania(1)(2)(3). Este éxito es un motivo de orgullo, pero no estaría completo sin abordar la parte oscura y negativa que arrastra la ya conocida "Marca España" de la investigación: las malas condiciones laborales que, irónicamente, son el principal motor económico para que las farmacéuticas inviertan tan rentablemente en nuestro país.
La clave de la inversión y la alta concentración geográfica de los ensayos se sitúa principalmente en Madrid y Barcelona. Esta centralización provoca una doble desigualdad:
Actualmente, esta concentración es crítica, ya que solo Madrid y Cataluña acaparan el 56% de los hospitales que participan en ensayos clínicos oncológicos en marcha. Esta descompensación se traduce en enormes diferencias en las tasas de reclutamiento de pacientes entre Comunidades Autónomas. Sin embargo, promover la descentralización no solo busca la equidad del paciente, sino también la mejor calidad científica de los datos, ya que permite incluir una población más diversa de todo el territorio nacional, tal como se apunta desde el sector.
Como comenta Amelia Martín Uranga, directora de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria, “Es fundamental trabajar en ensayos clínicos descentralizados por el bien de los pacientes españoles independientemente de donde vivan” (4).
El factor decisivo para la rentabilidad de España es el coste del talento. Para trabajar en esta área es imprescindible disponer de una carrera relacionada con las ciencias (Biología, Medicina, Enfermería, Farmacia, etc.) y un Máster de Coordinación de Ensayos Clínicos (5), una formación de alta especialización.
A pesar de esta alta cualificación, los sueldos en Fundaciones asociadas a hospitales públicos, especialmente en Madrid, no se corresponden con el coste de vida. El salario neto de un coordinador de ensayos clínicos o similar se sitúa aproximadamente en 1.500€ netos al mes, y ahora indefinidos, pero hasta el cambio de modelo de contratos del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, con contratos por Obra y Servicio renovados anualmente, a donde desean volver muchas de las direcciones de estas fundaciones y la Comunidad de Madrid.
Este bajo sueldo se agrava por la rigidez en la conciliación. Aunque estos puestos implican en muchos roles una labor de gestión y documentación 100% teletrabajable o en otros roles al menos un 90% remoto, el teletrabajo está sistemáticamente negado por las Direcciones de estas Fundaciones, Hospitales y por la propias comunidades autonomas, en especial la Comunidad de Madrid.
La justificación que impera es la de la equidad negativa: si algunos empleados no pueden teletrabajar, entonces nadie debe hacerlo, incluso si funcionalmente el puesto es remoto.
Esta situación, combinada con un salario que no permite afrontar el alto coste de la vivienda en Madrid o Barcelona, obliga a estos profesionales a tomar decisiones de vida insostenibles: o bien compartir piso con otras personas, o bien trasladar su residencia a la periferia o a municipios muy alejados del área metropolitana. El resultado directo de esta elección es que el trabajador debe asumir un coste altísimo en forma de largos desplazamientos diarios (que pueden superar las dos horas al día). De este modo, la falta de teletrabajo se convierte en un impuesto invisible sobre el tiempo y la calidad de vida que el profesional cualificado debe pagar para subvencionar la rigidez y el bajo coste laboral del sistema.
Este veto al teletrabajo ancla a profesionales de alto valor a vivir en la zona de Madrid o Barcelona, forzándolos a competir en el mercado inmobiliario más caro de España con un salario que es inferior al salario mínimo bruto de otros países europeos (Francia: 1.800€ brutos/mes (6), aproximadamente 1400€ netos/mes, Alemania: 2.161€ brutos/mes (7), aproximadamente 1500€ netos/mes) para un puesto de alta cualificación.
El sistema se sostiene sobre dos pilares insostenibles:
Mientras este modelo persista, España será atractiva para la inversión extranjera, pero insostenible para el profesional. El sistema actual está abocado al colapso funcional por la imposibilidad de contratar y retener talento que se pueda permitir vivir en la zona con esos salarios y sin flexibilidad laboral.
Bibliografía:
(1) elpais.com/extra/eventos/2025-03-02/espana-lider-en-ensayos-clinicos.h
(2) elglobalfarma.com/industria/europa-situa-a-espana-como-pais-lider-en-e
(3) www.farmaindustria.es/web/reportaje/estas-son-las-10-razones-por-las-q
(4) www.farmaindustria.es/web/otra-noticia/es-fundamental-trabajar-en-ensa
(5) www.esame.org/cecicbarcelona
Hubo un tiempo en que el comercio se regía por reglas claras. Las disputas comerciales se resolvían en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y sus decisiones, aunque discutidas, eran respetadas. La geopolítica siempre estuvo ahí, pero en un segundo plano.
Hoy, ese orden ha cambiado. El comercio internacional se ha convertido en un tablero de juego geopolítico, donde las decisiones económicas responden más a intereses estratégicos que a acuerdos multilaterales. Aranceles, sanciones, restricciones y bloques comerciales ya no son herramientas técnicas, sino armas en una disputa de poder.
Esta nueva realidad exige a los exportadores estar mejor informados, anticipar riesgos y adaptarse rápidamente a los cambios globales. Porque entender la política internacional ya no es opcional: es parte del negocio.
El comercio internacional se ha convertido en una herramienta más de la geoestrategia, y los recientes cambios en las políticas comerciales así lo demuestran. Tras un sólido desempeño en 2024, la OMC proyecta una caída del 0,2 % en el volumen del comercio mundial de mercancías para 2025, frente a lo que habría ocurrido sin las nuevas medidas arancelarias y la creciente incertidumbre.
Este panorama podría empeorar si Estados Unidos reactiva los aranceles recíprocos, actualmente suspendidos. Esta medida, junto a una mayor incertidumbre global, podría provocar una caída total del 1,5 % en el comercio mundial de mercancías en 2025.
En paralelo, el comercio de servicios también se ve afectado, especialmente en sectores como transporte, logística, viajes e inversión. Aunque no están sujetos a aranceles, dependen directamente del movimiento de mercancías. El crecimiento del comercio de servicios se reducirá a 4,0 % en 2025 y 4,1 % en 2026, por debajo de las proyecciones iniciales.
El mensaje es claro: el comercio internacional ya no solo responde a la lógica del mercado, sino a intereses estratégicos. La capacidad de adaptación será clave para exportadores, consultores y tomadores de decisiones.
Aquí te dejamos los artículos más leídos y útiles de esta semana en el Diario del Exportador:
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