¿Qué es lo peor que le puede pasar a un circo? Eso: que ya sus atracciones no sean tales, que se afeite la barbuda, se escapen los leones y le crezcan los liliputienses. Este año parece que el Mandatario no pegó una. Se le agitaron algunos de los “duros” rojos; hizo aguas la política económica, y hasta el buen vecino Brasil, amigos de otras copas, le reviró. “Yo no olvido al año viejo”, es una canción que cantará este diciembre. Pero por otras razones.
Comentarios
Los venezolanos tienen, sencillamente, lo que se merecen.
Lo único positivo es que la media nación que no se deja amedrentar consiga finalmente echar a esta caterva de iluminados.