Era como volver a tener una pesadilla que nos persigue una y otra vez. Sólo que era una pesadilla absolutamente real: De nuevo una mujer ha quedado ciega por un tratamiento no regulado con “inyecciones” para restaurar la visión a personas afectadas por la degeneración macular asociada a la edad. Pero no se trataba de algo que hubiera ocurrido en el sureste asiático, en Rusia ni en Europa Oriental. Ha sucedido en Madrid.
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o no. Pero no saberlo es de por sí un problema.
Los tratamientos autorizados también son peligrosos