A Juan Luis aún le cuesta mirar a los ojos de quien acaba de conocer. Se encuentra más cómodo con la vista hacia otro sitio, y los nervios se le escapan por las manos. Pero está aquí, sentado frente a alguien a quien no ha visto antes en su vida. Más aún: le está contando a un desconocido cómo es la lucha diaria contra su enfermedad. Es un logro mayúsculo para un fóbico social. «El orgullo propio
Comentarios
#0 Ojo, medio AEDE
Quedamos en el bar y me lo cuentas
Un pregúntame sería demoledor.
El chiste sería "Soy fóbico social y quiero contarmelo"