Hace 30 días | Por Malinowski a publico.es
Publicado hace 30 días por Malinowski a publico.es

Una celebración masiva y poliédrica, que trae de cabeza a los laicistas, cambia las ciudades a lo largo de una semana.

Comentarios

eldarel

Me gustó bastante el análisis que hacen, aunque hecho en falta una diferenciación entre la celebración en Sevilla, que ha derivado en centro de prestigio para esta fiesta y la del resto de pueblos en Andalucía.
Un ejemplo de esa nueva tradición que parece antigua pero se forja en s. XXI: me crié en un pueblo, donde el Jueves Santo sacábamos a procesionar a nuestro Cristo en una plataforma con ruedas. Eso hoy en día es casi que blasfemo porque hay que procesionar al "estilo de Sevilla" o no es Semana Santa.
Por no hablar de que incluso se menosprecian los pasos a varales, en vez de con costaleros.

Otro tema que eché en falta es cómo el éxito turístico-folklórico de Sevilla ha afectado a la Semana Santa de los pueblos de alrededor. El oropel de la celebración en la capital, ha vaciado de espectafores e incluso cofrades de pueblos más pequeños, que incluso han llegado a cambiar los horarios para intentar combatir esa competencia.

B

A seguir dando gracias a cristo y a la virgen por la pobreza, la precariedad y el subdesarrollo, con vuestros votos y con vuestras proles.