Entre tantas noticias malas que leemos y escuchamos a diario, saber de un gesto acompañado de compasión y amor es un suspiro que nos alienta a tener un poco más de fe en la humanidad. Estos actos pueden hacer presencia de manera inesperada y se vuelven más especiales y poderosos cuando van dirigidos a personas que no saben más que de desgracias e infortunios en la vida, tal y como un chico de la calle en Manila, Filipinas quien tuvo la buena suerte de coincidir con un extranjero al cual quería venderle flores...
Comentarios
No se van a creer lo que ocurrió.
La gente de Bart.
Probablemente su padre los vendió para sacar unos duros en algo de más provecho para la familia.
En cuanto llegó a casa su madre se las quitó para venderlas... y le volvió a mandar a la calle a que buscase más turistas generosos.
#1 ¡No me lo digas!
¡Escribieron un blog lleno de clickbait!
#4 El mundo está loco, en mis tiempos ese pobre niño tendría acceso a una buena navaja con la que atracar al guiri.
Espero que su padre tenga algo de cabeza y, al menos, se haga con un machete
Como turistas responsables no deberíamos dar nada a los niños que piden en la calle.
Con eso fomentamos que los padres pongan a los niños a pedir cuando el sitio de esos niños es en el colegio.
Resulta perturbador que un turista agasaje de regalos a un niño y no dé su nombre ni se sepa que pasó al final.
La limosnas a niños en estos países hace que no vayan a la escuela por lo rentable que sale esta actividad para la familia, pan para hoy, hambre para mañana.