Hace 8 meses | Por Andaui a politicaprosa.com
Publicado hace 8 meses por Andaui a politicaprosa.com

Un testigo directo rememora el preámbulo de la caída y la muerte de Salvador Allende. No era un hombre simpático. De personalidad fuerte, no acostumbraba a caer en falsas simpatías para ganarse a las personas. Ya presidente, era todo un espectáculo verlo enfrentándose con las armas muy afiladas al avispero de las ruedas de prensa de los corresponsales extranjeros. Duro, cortante, sin ninguna concesión. Salvador Allende translucía en todo momento el peso, la plena conciencia de quien sabe lo que el país y él mismo se estaban jugando.