Con la huelga se abre un momento de disyunción momentánea para que nos replanteemos qué es el trabajo, para que reconfiguremos los espacios y las formas de producir de las mujeres. Para evidenciar el conflicto capital/vida. ¿Cómo es una vida que merece la pena ser vivida? ¿Cómo la conseguimos para todos y todas? La desigualdad –y la retirada del Estado– nos resta dinero, posibilidades, libertad, descanso y tiempo para organizarse. La huelga es pues, una promesa, una subversión momentánea, las cosas podrían ser de otra manera.
Comentarios
Si Marx se hubiese olido que algún dia iban a unir su Etiqueta a la de "envidia de pene"...
Que poco respeto por los clásicos. Por cierto...
¿Con o sin prepucio?