La Inteligencia del Estado descubrió el plan de un grupo criminal para asesinar al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández; al ministro de la Presidencia, Reinaldo Sánchez; al diputado Augusto Cruz Asensio y al asesor presidencial Marvin Ponce. Ponce aseveró que tenía conocimiento de la existencia de alcaldes ligados al tráfico de drogas y que algunos diputados habían llegado a ocupar escaños en el Congreso Nacional de Honduras gracias a esta actividad ilícita.