Publicado hace 6 años por JoanSerrallonga a playgroundmag.net

Cuando Omer Yavuz, un carpintero de 28 años, vio a aquel niño de espaldas mirando a través de la cristalera observando a los deportistas del Olympiat Sports Center de la ciudad turca de Adiyaman, no pudo evitar retratar aquel conmovedor instante. Era la noche de 2 de enero, hacía frío y aquel pobre chaval, vestido solo con unas chancletas, un jersey destartalado y cargando a cuestas un banquito para lustrar zapatos en la calle, estaba allí parado fascinado por un mundo que nunca se le había permitido conocer.

Comentarios

J

Aun quedam buenas personas en Turquía que necesitan nuestro apoyo

valzin

Es un gesto bonito y que seguro que al muchacho le alegrará, y es posible que le abra nuevas oportunidades.
Los gestos mueven conciencias y si, muchos hiciéramos gestos el mundo sería un poquito mejor. Un mundo lleno de bonitos gestos.