Estados Unidos es un país salvajemente desigual. Esto no es ninguna noticia ni ninguna novedad, aunque la descomunal, extraordinaria escalada de la distancia entre ricos y pobres sea un fenómeno relativamente reciente. Las características de la desigualdad “a la americana” son además bastante únicas: el aumento de renta entre el 1% en la cima de la distribución es muchísimo mayor que en casi cualquier otro lugar del mundo.