Hace 6 años | Por Metodio a cincodias.elpais.com
Publicado hace 6 años por Metodio a cincodias.elpais.com

Manuela entraba en la sede de la aseguradora Divina Pastora como Pedro por su casa. Bastón en mano avanzaba por los pasillos hasta llegar al despacho del presidente. Allí, se acercaba al directivo y le daba con la vara en el brazo. “Armandito, Armandito, mucho cuidado con lo que hacéis con la mutualidad”. Manuela Blanca Álvarez trabajaba en los años 50 en el servicio doméstico de una familia valenciana cuando decidió organizarse con otras empleadas de hogar para fundar una compañía de seguros a través de la cual defender sus derechos.

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