Hay una parte de la democracia que me recuerda inevitablmente al nazismo. Y es precisamente este que nos toca vivir: el abrasamiento personal que supone la campaña electoral. Ya no es sólo que la calle, inevitablemente común, se convierta en escaparate de las pancartas, carteles y eslóganes. Esas fotos traicioneras, y esos directores de campaña o de imagen que cuatrienalmente se ponen al servicio de una maquinaria del engaño. Sólo hay una cosa en la que no se mienta en política: todos dan por hecho que lo que hacen en estos días es propaganda.
Comentarios
#0 Toma, que se te ha perdido una:
C
#0 "Demoracia" es la forma de gobierno en la que se demoran muchas las cosas.
Claro porque en el capitalismo no hay propaganda, ni en el socialismo, ni existía antes que los nazis