Existen ciertos escenarios y acciones que se han vuelto cómicos por defecto, a base de años y años de ser reutilizados en todo tipo de medios. Gags que resultan divertidos por culpa de su herencia. Los tartazos inesperados en la cara y el resbalón con una cáscara de plátano abandonada son dos de esos sketches inmortales. Escenarios que, pese a ser tremendamente evidentes (cualquier espectador sabe qué va a ocurrir a continuación cuando aparece una cáscara de plátano en pantalla), nunca han pasado realmente de moda.